En Montevideo existe una calle empinada, muy empinada, que termina abocándose en el mar. Es una calle estrecha con casas de dos plantas, todo lo más de tres. Las fachadas, tan próximas, se protegen las unas de las otras en una especie de abrazo. Sólo da el sol en una de ellas: la orientada al mediodía; en la contraria parece habitar siempre el invierno. Las puertas y los ventanales son amplios, altos: hechos así para que entre la luz. El suelo, sin aceras, está adoquinado en círculos y en el centro de la calle se disponen en línea recta para dejar deslizarse la torrentera del agua en días de lluvia. En esta calle no hay árboles, sin embargo las hojas del otoño se deslizan sin avisar hasta los herméticos zaguanes de las casas. De dónde salen es un misterio. Quizás sea el viento quién las empuje hasta allí, o quizás el amor, ningún viejo de aquel barrio lo sabe, pero siempre vuelven revoloteando, como las olas.
A esta calle la llaman de abrazados. Me dirán que se debe a que en las noches de verano las parejas se abrazan mientras bajan hasta el mar en busca de la brisa. O que hombres y mujeres desde siempre se refugiaron en los portales de aquellas casas para amarse en silencio, fuera de las miradas de los vecinos. Todo esto podría ser verosímil, pero la realidad es que la llaman calle de abrazados porque en las noches de domingo un hombre y una mujer vienen citándose allí como si el abrazo que les aguarda fuera el último de su existencia y sirviera para salvarlos del naufragio de sus vidas. La llaman así, curiosamente, por un solo abrazo, el último quizás, pero cuyo rito se perpetúa domingo tras domingo.
(Basado en un poema de Mario Benedetti)
Bellísima historia Rafa. Se la debías haber dedicado a Nico y a Susana. A Nico como uruguayo de corazón y a Susana porque me regalo EL libro de los abrazos de Eduardo Galeano.
ResponderEliminarUn abrazo
Espero que la lean, ya que entran de vez en cuando, aunque últimamente deben de estar muy atareados entre unas cosas y otras. Gracias, Fernando, y un abrazo.
ResponderEliminarbellissimo, algún día iré allí, gracias por hacerme recordar de donde vengo, me encanta como detallas todo, con sumo cuidado, haciéndonos verlo como si de una película se tratara.abrazos
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