miércoles, 7 de octubre de 2009

Fotografía

Estoy contento, voy a ver realizado uno de mis pequeños deseos. Montar una exposición fotográfica. Hoy me han dado fecha, será durante el mes de diciembre en una de los pocos cafés antiguos que existen en Burgos (creo recordar que sólo hay dos). Un lugar muy agradable. Es el Café Alonso, en el Paseo del Espolón.

Siempre he hecho fotografías. Ha sido una de mis inquietudes. Captar el momento, el instante –de ahí lo de instantánea- me parece mágico, milagroso. Hoy en día con las cámaras digitales quizás sea más sencillo o esté al alcance de más gente (hasta mi prima Rosi hace buenas fotos), pero no creo que por ello la fotografía esté perdiendo su atractivo.

Las fotos que hago en los viajes me traen a casa los momentos vividos y me sirven para volver a recordar más de una sensación.

Decía que hoy esta actividad está al alcance de más personas, por eso yo trato de hacer tomas un poco especiales, que se salgan de la normalidad. No así en los viajes que como decía fotografío todo lo que veo.

Las cámaras siempre han tenido una correa; sin duda para que resulte más cómodo su transporte. Quiero decir que siempre hay que llevarla encima si quieres que sea la foto la que te venga a buscar a ti. Este blog se llama precisamente: Pasaba por allí, porque desde siempre he tomado esas escenas que me sorprendían o me gustaban. Creo que ahí reside la cuestión.

Una anécdota: antes cité a mí querida prima Rosi, persona bondadosa donde las haya. Es la prima mayor de la familia y como digo muy querida por todo aquel que la conoce. Pues bien estábamos en la boda de un familiar. El banquete se celebró en el Hotel Landa de Burgos. Nos dieron un aperitivo al borde de la piscina cubierta y una voz, micrófono en mano, nos advirtió que en todas las bodas alguien se caía al agua. Yo aposté con un familiar a que la prima Rosi se bañaba; y efectivamente gané la apuesta. Estaba ella haciendo una foto a algunos de los asistentes y dio dos pasos hacia atrás, para encuadrar mejor al grupo, y cayó al agua, afortunadamente en el lugar en que hacía pie. El vestido nuevo flotaba, el mantón de manila ocupaba media piscina, pero lo sorprendente fue que la copa donde la habían servido el champán y la cámara fotográfica que llevaba en la otra mano no se mojaron; Rosi parecía estar bailando una jota en el agua. Tuvimos que llevarla a casa para que se cambiase de ropa y así mi querida prima pudo estrenar dos vestidos el mismo día.

Voy a tratar de unir una foto de la exposición. A ver si hay suerte.


5 comentarios:

  1. Pobre Rosi y qué gran foto sacarías. Si es que lo de los convites a pie de piscina tienen ese peligro aunque lo raro es que alguien se caiga antes de ir cocido.
    Un saludo.

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  2. Bienvenido Josep Julián a este mundo tan entretenido. Un abrazo

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  3. Vaya, se borró mi cpmentario anterior. Decía Rafa que habrá que buscar un hueco (difícil) o un bolo para ir a Burgos y de paso probar esa olla pordrida pendiente.( en agosto no era plan)

    No sabía nada de esto, enhorabuena por la iniciativa. Un abrazo

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  4. La olla podrida resulta espectacular hasta en Agosto. Ya lo haremos. Un abrazo Fernando

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  5. Deberias publicar la foto de Rosi, dentro de la piscina, por que la hiciste. Posiblemente diras "pasaba por alli", pero la hiciste lo que supuso un cabreo descomunal de "las marines"-
    Beso y enhorabuena.

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