-Muy filosófica te noto hoy – comentó Leonor
-Pero vamos a ver, ¿acaso a ti no te sucede lo mismo?
-Puede ser, lo que ocurre es que yo no sé expresarlo con palabras. Es cierto que me resulta agradable estar detrás de ti cuando tocas el piano. Cierro los ojos y me dejo llevar. Sé que acaricio tu pelo y me sorprendo viajando con la música. A veces, supongo que lo has notado, hasta muevo mi cuerpo en cada nota y es cierto que me satisface estar ahí contigo. Yo no sé si esto es felicidad, amor, ternura, cariño o cualquier otro adjetivo que queramos utilizar. Pero he de confesar que en estos momentos de mi vida, las vivencias que tengo contigo y el amor que siento por Roberto no los cambiaría por nada del mundo.
-¡Ves! No hay porque renunciar a nada. Y además creo que no hacemos mal a nadie. Porque si lo nuestro fuera realmente amor, yo creo que el amor nunca es malo, y si no lo fuese, por qué preocuparse.
-¡Joder, Ángela! Si que estás filosófica hoy, sí –contestó una consternada Leonor.
-¡Vamos, vive! Voy a tocar el piano para ti, me encanta que tus dedos se deslicen por mi pelo. ¡Ah, no te he dicho! Te he escrito un poema.
-Lo dicho, me agotas, Ángela. Léemelo.
-¿Antes o después de tocar?
-Antes, tonta.
-Escucha: “ Si es cierto
que en el amor
lo verdaderamente importante
es el otro.
Si es cierto que no es necesario
poseer el halo de la luna,
pues es suficiente un momento de ternura
Sí es bien cierto
que poco a poco nos morimos
y que esta tragedia que nos aguarda
no logra hacernos
más tiernos y comprensivos.
Si es cierto
que el auténtico patrimonio del hombre
es la amistad;
y que para conservarla
hay que echar, día a día, leña al lar.
Si es cierto
que el tiempo hay que vivirlo,
y no “pasarlo”
que es igual para todos,
y obra según la necesidad
que hagamos de él.
Que cada segundo
es tiempo de cerezas,
y que cada beso que desperdicio
de ti me aleja.
Si es cierto
y bien cierto,
que he de morir,
y has de llorar por los abrazos
que no me diste.
Dime: porqué no buscamos
ese momento de ternura,
localizamos entre las rocas
los amigos que nos falten,
y unimos los labios, sin separarlos,
hasta que la muerte pase de largo.”
-Ángela, toca el piano, por favor.
Me gusta como vas construyendo poco a poco los perfiles de los personajes y el poema (que estoy seguro lo escribistes hace tiempo).
ResponderEliminarUn abrazo
Tú sí que sabes, Fernando. Me cuesta, no creas, a veces me atasco y no tengo demasiado claro, todavía, dónde me llevará esto. Un abrazo
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