lunes, 19 de octubre de 2009

Fidelidad

Dice el diccionario textualmente: “Lealtad, observancia de la fe que uno tiene a otro”

La gente de mi edad que conozco, bien por tener relación directa con ella: familiares, amigos, y aquellos con los que mantengo algún tipo de vínculo a través del contacto diario o indirectamente por la televisión, la radio, la prensa, etc., me parecen personas en su inmensa mayoría, en su totalidad diría, fieles.

No puedo decir lo mismo de la gente más joven. Sin que esto quiera decir que sea malo o un error. Sencillamente la gente joven piensa distinto, y quizás tengan razón. Acuden más a los hipermercados a comprar que a las tiendas del barrio, cambian de banco con relativa facilidad buscando el máximo beneficio. Ni que decir tiene de compañía telefónica. Si de libros se trata los compran en cualquier lugar que los vendan. Para ellos es también una cuestión de tiempo.

Nosotros somos fieles al peluquero del barrio, a la librería, a Pauli la charcutera del mercado, a la frutería, al quiosco de la esquina, hasta al banco que ya es decir. Siempre nos tratan bien o al menos damos por sentado que nos tratan lo mejor posible, y seguro que es cierto.

Se es fiel a la esposa o al esposo, pues en el caso de que exista un enamoramiento hacia otra persona no se dejaría de ser fiel por el hecho de enamorarse, sino por el hecho de ocultarlo.

Ni que decir tiene cuando se trata de tu equipo de fútbol, ese que elegiste tú de pequeño y al que nunca has ultrajado por malos que fueran los resultados (no hay más que ver la estupenda afición que tiene el A.Madrid). De equipo no se cambia nunca. Es una máxima. Mira que lo está haciendo bien el Barça, aunque creo que este año no hila tan fino, y sin embargo el Real siempre estará por encima de estas pequeñeces.

En política sucede otro tanto. A veces no estamos de acuerdo con lo que hace nuestro presidente, ni con algunos de los miembros del partido, pero no por eso damos un giro de ciento ochenta grados y nos vamos al otro campo, todo más nos escoramos a la derecha o a la izquierda, pero siempre con similar ideario.

Resulta curioso como, ante los desmanes de algunos, los que les votan hacen la vista gorda y les siguen votando. Es esto fidelidad. No estoy muy seguro. Aquí más bien cuentan los intereses de cada cual. Se es fiel, en este caso, porque son los míos. Son los que defienden lo que piensa el “yo de cada uno”; otra cosa es como obren. Es una fidelidad egoísta que atañe al “ego”, y de lo cual ya hemos escrito.

2 comentarios:

  1. Hola Rafa:

    Me ha gustado mucho el post. La fidelidad para mi es una cuestión de confianza, una sucesión de hechos que te llevan a creer, a tener Fé en la otra parte. También creo que confundimos muchas veces la fidelidad con la costumbre.
    Si hablamos en términos de consumo dependerá de la necesidad que cubra el producto o servicio, que puede ser emocional. Por otro lado, ser fiel por serlo tampoco me parece bien, prefiero serlo por convencimiento, porque la otra parte me ha generado esa confianza.
    Un buen post que da para muchas, muchas horas de conversación.
    Un abrazo

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  2. Sí, pienso al igual que tú que la fidelidad a veces se puede confundir con la costumbre, pero no hay que olvidar que ésta crea obstinados con los que, efectivamente, no estoy de acuerdo. Un abrazo.

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