jueves, 17 de noviembre de 2011

Pequeños Relatos Eróticos: ( 7) El escaparate

Era difícil pasar por aquella calle y no pararse ante aquel escaparate. La mayoría de las personas lo hacían con cierto rubor, tratando de esconderse a las miradas ajenas: disimulando, como mirando sin querer. Llegaban hasta él y se paraban en seco, un pasito hacia adelante y retrocedían el mismo paso. Lo habían atisbado de reojo, pero ahora, boquiabiertos, se detenían ensimismados para contemplar a aquella bella modelo alta y pelirroja. Sólo un pulido cristal les separaba de aquella dama.

La primera impresión era la de estar viendo a una novia, pero no, la imagen iba más allá. Era toda vida, luz y sensualidad en aquella desnudez insinuante. Su mirada –verde, penetrante y misteriosa – caía por debajo del tul que tapaba su rostro sin ocultarlo, lo contrario hubiera sido un delito contra la belleza. En su esbelto cuello se balanceaba un collar de perlas ladeado sin duda en su último movimiento. Toda en ella era pura armonía, desde el aire que acariciaba su rostro hasta la esbeltez de su figura donde sus piernas poseían unas huesudas y atractivas rodillas.

Por la ciudad se corrió el rumor de que cada noche, a las diez en punto, el maniquí tomaba vida y cogiendo del búcaro una flor roja le iba quitando los pétalos uno a uno hasta dejarla desnuda, buscando el deseado sí… Cierto era que la lámpara que le iluminaba durante el día, a esa precisa hora, se apagaba y se decía que era entonces cuando la chica se probaba el resto de la lencería del escaparate, sin duda buscando el placer de su amante en la ya cercana noche de bodas. Las sombras que acompañaban a la estrecha calle en donde se situaba el escaparate, hacían creer en esta ilusión a los numerosos paseantes nocturnos que se acercaban hasta el lugar; alguno hubo que hasta comentó con alegría haber visto el hechizo alguna de aquellas noches pasadas.

4 comentarios:

  1. Con solo ver el escaparate, este habla por si solo. Y con tu descripcion me imagino a los caballeros como quien no quiere la cosa revolotear alredor para alimentar sus ya encendidas fantasías.
    Muy bueno de verdad Rafa:)
    Un abrazo

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  2. Muy gráfico Rafa, como dice Katy, los caballeros agolpándose para imaginar a través de la mirada.
    Un abrazo

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  3. Hola Katy: la verdad es que creo que ya no sorprenden demasiado estas cosas, pero el escaparate tenía su gracia. Un abrazo

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  4. Hola Fernando: la imaginación es, quizás, lo que nos hace más libres, aunque en este caso sólo sea par estas pequeñas cosas. Un abrazo
    Perdona, he dudado en preguntártelo: ¿has leído el número 6. Disculpa de nuevo. Un abrazo

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