(Nota: Fernando Macarro Castillo, nació en 1920 en Alconada
(Salamanca). Su vida ha sido una constante defensa de los oprimidos y
desheredados y una entrega absoluta a su ideal comunista y republicano. En 1939
(con 19 años) al acabar la guerra fue ingresado en prisión y condenado a
muerte, de la cual milagrosamente se libró en varias ocasiones. Estuvo preso
VENTITRES AÑOS ininterrumpidos, la mayoría de ellos en la prisión de Burgos.
Fue liberado en 1961; contaba entonces 41 años de edad. Escritor y poeta, tomó
el nombre, por el que hoy se le conoce mundialmente, de MARCOS ANA (los nombres
propios de su padre y madre). Rescato someramente quizás una de las más maravillosas historias
de amor que he leído, tal y como la recuerdo. Fue publicada en el 2007 en su
libro de memorias sobre su prisión y su vida (prólogo de José Saramago):
“Decidme cómo es un árbol” (libro que recomiendo sobre todo por su humanidad,
honradez, respeto hacia los demás y su lección de vida sobre el perdón). Me
enorgullece decir que conocí personalmente a Marcos Ana y su recuerdo y
humanidad forman ya parte de mí).
“Cuando Marcos
Ana fue liberado de la prisión de Burgos en 1961 poseía lo que llevaba puesto:
un traje y la ropa interior. Había pasado 23 años en prisión, su juventud y
parte de su vida. Afortunadamente hoy cuenta noventa y dos años y se encuentra
sano y lúcido. Reclamado por sus antiguos camaradas comunistas dio conferencias
por todo el mundo sobre su vida y su opinión del mundo en especial del
fascismo, pero eso es otra historia.
Marcos recaló, al
salir de la cárcel, en Madrid en casa de una hermana. En los primeros días de
su nueva vida contactó con antiguos camaradas y recorrió las calles de un
Madrid en desarrollo y desconocido para él. Todo era nuevo y muy distinto a los
recuerdos que anidaban en su retina. Solo o acompañado de algún amigo, se iba
integrando en su nueva vida. Fuera como fuese el caso es que un buen día
confesó a uno de sus amigos que él nunca había conocido el amor. Su amigo le
propuso que fuera a ver a una antigua amante suya (prostituta). Marcos no deseaba
ese tipo de amor pero al fin y al cabo era un hombre. Su amigo le prestó
quinientas pesetas para pagar el servicio. Marcos fue a casa de la mujer, pagó
por adelantado y comenzaron a hablar; no entendía que una relación por carnal
que fuese pudiera iniciarse de otra manera. Marcos relató su vida hasta ese
momento, sus vivencias en la cárcel, su amistad con compañeros que fueron
fusilados. Abrió su corazón ante esa mujer que de nada conocía. Y fueron
pasando las horas sin que el motivo de su visita tuviera lugar. Marcos se
despidió de la mujer con un beso en la mejilla.
Pasados unos días
la hermana de Marcos Ana le estaba planchando la chaqueta del traje, que usaba
a diario, cuando notó un pequeño bulto en uno de los bolsillos, metió la mano
para sacar su contenido y facilitar el planchado, y se encontró con un billete
de quinientas pesetas y un papel; lo entregó a Marcos. El papel decía: “para
que vuelvas a verme”.
Ese mismo día
Marcos se dirigió a casa de la mujer, pero por el camino pudo más su hombría de
bien que el placer físico. Sin pensarlo demasiado, movido por un impulso del ser maravilloso que
es, entró en una floristería y compró quinientas pesetas de rosas, y mandó enviarlas a casa de la
mujer. Pensó que si cedía a sus deseos carnales sería cuando de verdad
prostituyese a aquella mujer.”
Que hermosa lección sin duda de caballerosidad, sensibilidad y finura espiritual. Y así es, en su pensamiento y hechos la ha engrandecido, le devolvió su dignidad.
ResponderEliminarUn abrazo y piensate lo que te ha dicho Fernando:-)
Coincido con Katy, una hermosa lección. bella , muy bella historia.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Katy: si conocieras a Marcos verías que no he exagerado ni lo más mínimo. Efectivamente le devolvió la dignidad. Lo de Fernando lo pienso, lo pienso; lo que ocurre es que el pudor es un arma poderosa. Gracias. Un abrazo muy fuerte
ResponderEliminarHola Fernando: Sí, es una bella historia, además de aleccionadora. Creo que Almodovar ha comprado los derechos del libro. Quizás algún día la veamos en el cine. Un abrazo
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