lunes, 7 de mayo de 2012

En el refugio de los sueños: Desde mi ventana


       Me escuecen los ojos, tengo sueño y aún no es tan tarde; están dando las doce en el reloj del salón: las escucho desde este teclado. Me viene pasando mucho últimamente y a veces pienso si será la edad; esos años que van transcurriendo lenta pero inexorablemente. Busco una historia, un cuento, un relato nuevo que escribir, y me pasa lo que a Serrat desde la ventana de su habitación: “que no se me ocurre nada”. Quizás el hecho esté en mirar por la ventana para que las musas se despierten; deben de estar cómodamente instaladas entre mis neuronas, usándolas de almohadas, y permanecen allí descansando, adormiladas más bien.
       Hago el esfuerzo de levantarme e ir hasta la ventana del salón. La ciudad parece dormir. La calle los fines de semana tan bulliciosa, está en silencio: se puede escuchar, sólo se siente cercenado por las leves gotas de lluvia que golpean los cristales; más que un golpe parece que los acaricien. La lluvia también llora, pero esta vez mansamente. Hay oscuridad en el cielo, más allá de la intensidad lumínica. Y es que está encapotado; lleva días así. Las farolas apenas iluminan los tejados de las casas y a lo lejos, aunque desde la atalaya en que me encuentro parece como si pudiera cogerla con las manos, la sombra de la mole catedralicia destaca entre la oscuridad como un bulto oscuro y negro. Dieron las doce hace poco y automáticamente se apagaron los focos que la dan entidad por la noche.
      Veo una pareja salir de un portal; debían estar amándose  pues ninguna luz ha iluminado su salida a la lluvia. Caminan juntos bajo un paraguas rojo que brilla, ahora, al rozarlo la lluvia. He abierto la ventana para estar más cerca de ellos; los oigo reír. Su risa se aleja con ellos al doblar la esquina de la plaza. Esta despedida me hace recordar que años atrás y  en alguna ocasión le prepuse a mi novia seguir a la primera pareja que viéramos y pasar la tarde haciendo lo mismo que ellos hicieran. Era un juego que repetimos en más de una ocasión. Resultaba tremendamente divertido. Al perder de vista a aquellos jóvenes de la plaza ha venido a mi memoria aquella anécdota. Pero hay más cosas en mi plaza.
      Un hombre con sombreo y paraguas, pasea a su perrita. Sé que es una hembra porque identifico al vecino del edificio. Ha sacado a la perra a pasear y a… defecar. El paseante mira a derecha e izquierda y pensando que nadie lo ve (se olvidó de mirar hacia arriba)  no retira lo que el animal ha dejado sobre la acera. Me descubro sonriendo; sé que no debiera hacerlo pero ha podido más el sentir que había cogido en pecado a un convecino. Me lo perdono pues los humanos somos en ocasiones así. También perdono al paseante, pero mañana tendré cuidado de no pasar por la zona violada.
       Se abre la puerta del “pub”; gente que sale a fumar, y hasta mis oídos llega la estridente música pachanguera del local. ¡Y estamos a lunes! Claro que imagino que los clientes  son unos pocos. Noctámbulos de copas con alcohol            que se mueven al son de la música y que olvidaron cerrar la puerta por la que salieron;  sin duda en el interior del “pub” no queda nadie que se lo recrimine, pues la noche es fría y la humedad hiere como un cuchillo, al menos es lo que yo siento desde mi ventana abierta a la noche.

4 comentarios:

  1. Todo esto transcurre bajo la mirada de un noctámbulo accidental. No hacen falta cámara para retratar lo que tus ojos han visto y que tan bien has transmitido. Me encanta la historia de la perrita, se repite siempre. Me dan ganas de bajar y que se la lleve. Imagina si en tan poco se trasgreden las normas que será en lo grande...
    Me ha gustado la mirada desde tu ventana ¿Indiscreta?
    Un abrazo

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  2. Hola Katy: al final sí resultó indiscreta, aunque no era mi intención. Esta mañana me crucé con el vecino: muy dignamente me saludo, ja,ja. Un abrazo

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  3. Me estoy riendo de tu comentario y no puedo por menos que comentar. Suena a título de película: "Se lo que estuviste haciendo anoche"
    Un abrazo

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  4. Hola Katy: celebro que lo disfrutes. Un abrazo

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