Ayer domingo se registraron, a media tarde, hasta seis grados bajo cero en la ciudad de Burgos. Buen tiempo para quedarse en casa leyendo los periódicos del día.
Manuel Vicent es uno de mis articulistas preferidos. A mi entender expone sus opiniones de una forma muy poética, independientemente del tema que aborde. Me atrae su forma de escribir y suelo suscribir cuanto comenta.
Ayer, sin embargo, no estuve en total acuerdo con él. En su artículo escribía sobre “Los herederos”. A su juicio hacía hincapié en que las personas heredan el patrimonio de sus padres (salvo la parte que se queda Hacienda, claro), y que eso no era malo; pero que se daba la circunstancia, en determinadas personas, que recibían por herencia aquellos títulos que habían sido otorgados o “ganados” por sus antepasados. Que esta herencia era su único mérito en la sociedad actual, y que por el contrario los descendientes de escritores –citaba a Cervantes- científicos, etc… no tenían derecho alguno a su legado, siendo lo que estos últimos donaron al mundo de la cultura, infinitamente superior a las bellaquerías y dominios por la fuerza, pongamos por caso del Duque de Alba.
Hasta aquí en total acuerdo, pero claro hay más. El hijo del abogado, del médico, del arquitecto, pueden llegar a heredar el bufete, la consulta y el estudio de sus progenitores (me refiero a los clientes), pero claro tienen que haber obtenido el correspondiente título, que no creo que lo vayan regalando por ahí. Es decir: se lo han ganado. Otra cosa es el mundo de los artistas: son pléyade los hijos, sobrinos, nietos…¡Cómo nadie les exige nada, pues así están las cosas!
Por eso pienso, a diferencia de Manuel Vicent, que nadie es merecedor de aquello que hicieron sus antepasados. Los familiares de Cervantes, de Lorca, de Pío Baroja, del Duque de Alba... ¿por qué han de recibir herencia alguna, si ellos no han escrito, ni investigado, ni matado a nadie en Flandes…?¡Los dineros, bueno al final se lo llevará Hacienda!, pero los títulos, el vivir de mi tío Pío o de mi tatatarabuelo Cervantes, yo creo que no es de recibo.
Estoy de acuerdo contigo. Los títulos hay que ganárselos. Mis padres heredaron títulos y no les sirvió de nada, Y a mi menos jajaja. Perdieron en la 2º guerra mundial, los títulos, la herencia, la familia y hasta la camisa que llevaban puesta.
ResponderEliminarPero hay mucha titulitis aqui: hijo de, nieta de y a vivir que son dos dias.
Un abrazo
Y eso seguirá pasando, aunque no sea muy coherente. Otra de las contradicciones humanas.
ResponderEliminarun abrazo
Hola Katy: Me encanta tu comentario porque casualmente estoy leyendo unas memorias de Sándor Maray,"Tierra, tierra" y en ellas describe lo que le sucedió a buena parte de la sociedad húngara. Es apasionante. Un abrazo
ResponderEliminarHola Fernando:
ResponderEliminarSí, es triste que pasee y continúe en el tiempo. Como bien dices, contradicciones. Un abrazo.