La gente escribe en las paredes, normalmente la gente joven. Supongo que será una forma de expresión que no tiene cabida en sus cuadernos escolares. No estoy de acuerdo en que se pintarrajen nuestras calles de forma indiscriminada. Debieran existir lugares para ese tipo de manifestaciones. Algunos podrían argüir que no debe haberlos. Creo que forma parte de nuestro tiempo: la propia moda femenina va por esos derroteros. ¿Qué son si no esos vestidos, camisetas, abrigos…de tanto colorido y tan, a mi modo de ver, vistosos cuando menos? La ciudad inglesa de Bristol es modélica en este sentido; allí nacieron los grafitos y algunos, en lugares destinados para ello, embellecen la ciudad.
Viene a cuento lo anterior, porque ayer me tope con un escrito (que no grafiti) en una pared próxima a mi domicilio, por el que llamaban a nuestro alcalde, y a modo de insulto no permisible: “Escultoricida”. La frase calificando a nuestro edil municipal ya ha sido borrada, más por lo que dictaba que por lo que ensuciaba, ya que con otras no lo hacen con tanta celeridad.
Escultoricida, sí. Y creo que quien la escribió no anduvo lejos de la realidad. Efectivamente nos están llenando la ciudad de ¿esculturas? La calle es la prolongación, entiendo, de mi hogar; ya lo he comentado alguna vez. Y con mi dinero (se habla en los mentideros que cada figura cuesta diez millones de las antiguas pesetas) están llenando mi salón de pasear de figuras que quieren representar a nuestros mayores en algunas ocasiones o a personajes populares: la castañera, el tetín, el danzante, los dulzaineros, etc…
No entraré en los gustos de cada cual, que colores hay, pero si me indignan dos cosas: la primera que a mi juicio sean tan malas de calidad artística ( hieráticas sin movimiento alguno, volúmenes equivocados, desproporción en las medidas…) Las tildan de realistas cuando distan mucho de serlo. El realismo es bello cuando todo encaja, por eso se llama así, y horrendo en el caso que nos ocupa; pero ya digo que cada uno tiene su forma de ver las cosas. Qué poco aprendieron de la maravillosa exposición itinerante de Manolo Valdés, por poner un ejemplo claro; porque ¿mira que hay buenos escultores en este país? La segunda es mucho más indignante: en una época en la que hay tanta falta de trabajo, repartir el dinero público (imagino que buena parte de él puesto por el propio gobierno para incentivar el trabajo en los grupos más necesitados) entre dos o tres ¿escultores”, en lugar de mejorar: aceras, calles, colegios, infraestructuras y un largo etcétera de posibilidades; es decir adornar la ciudad en lugar de dar prioridad a las obras que cito, me parece estrafalario señores del ayuntamiento. Es como si en mi casa habiendo necesidad imperiosa de comer nos gastáramos el dinero en adornar la mesa con flores. Espabilen y no se extrañen que les tilden de “escultoricidas”.
Hola Rafa:
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, a pesar de que mi hermano es escultor y ha ganado premios promovidos por los ayuntamientos. Hay otras prioridades.
Un abarzo
Jajaja Rafa, hilaste fino. Tu descripción si que es realista. Es que lo grotesco cunde más y sale más barato mientras otros se guardan el "parne" Y realmente no hace falta llenar las calles y justificar gastos innecesarios. Me has recordado que entre lo gótico y lo minimalista hay muchos términos medios. Y lo que nos hace falta más que bultos y estorbos en medio, es poder circular sin tanto obstáculo. Tienes un fino sentido del humor.
ResponderEliminarUn abrazo y toca aguantarse!!!
Hola Fernando:
ResponderEliminarMe alegro que estemos de acuerdo. Es que da la sensación que no piensan.
Desconocía que tu hermano fuese escultor, pero es que en esta ciudad no se promueven concursos, se dan a dedo y así nos va. Un abrazo
Hola Katy:
ResponderEliminarCelebro estar también de acuerdo contigo. ¡Tienen miedo a los espacios libres y los tienen que llenar de cosas! ¡Un horror!
Un abrazo