Con un 70-300 creo que debería de sobrar. Además si encuentro una película de unos 800 ISO será más que suficiente, claro que es difícil de localizar esa sensibilidad, igual tengo que conformarme con 400. No parece que el salón sea demasiado oscuro, el ventanal es amplio y si encienden alguna lámpara, mejor. Sí, creo que bastará con 400. Lástima que el tamaño de la cámara sea tan grande. ¡En fin, es lo que hay!
Alberto se dio cuenta de que estaba hablando solo y en voz alta. “Me estoy volviendo paranoico” –pensó-. Había tomado una decisión; algo le decía que entre Leonor y esa mujer, Ángela, había algo más que amistad familiar. Las dos mujeres habían tratado de ocultar sus equívocos mutuamente sin que él hubiera sugerido nada. Leonor se había confundido al citar a Ángela en lugar de a su hija a raíz de su encuentro con Nuria en el patio del colegio, y la profesora, la dichosa Ángela, había mudado su rostro y se había sonrojado cuando él insinuó que con su cuñada parecía haber un exceso de intimidad. A dónde le llevaba esa sensación no lo sabía con exactitud, pero intuía que de ser cierto lo que imaginaba, la actitud de Ángela y Leonor podía serle provechosa: Nuria acaso volviera a admitirle. Con Leonor quizás fuera demasiado tarde; se lo había dejado demasiado claro en el video-club aquella misma noche.
A solas en el salón de su casa, vivía en el mismo piso en donde tenía su consulta desde que Laura le abandonó, luchaba contra los celos que no le dejaban vivir desde hacía unos días. En principio sólo deseaba ser perdonado por Leonor y de esta manera recuperar también a Nuria, pero fue aparecer la cuñada de Mari Leo, como ella le llamaba, y verse acuciado por los celos y ser invadido por un mar de preguntas.
Lo que vio a través del obturador de su Nikon le hizo latir el corazón. Ángela y Leonor se estaban besando. Clik, sonó la cámara. Las manos de Ángela se deslizaban por debajo de la blusa de Leonor. Clik, volvió a sonar. Ahora era Leonor la que desabotonaba la camisa de su cuñada. Un nuevo clik resonó en los oídos de Alberto.
-Mari Leo –comenzó a susurrar Ángela en el oído de su cuñada-, lo de tu ex no me gusta nada. Me parece un hombre peligroso o enloquecido –continuó mientras sus labios buscaban los de su amante.
-Sí –contestó Leonor mientras se dejaba llevar-. Quizás fuera prudente que no nos viéramos a solas por algún tiempo –prosiguió sin abandonar los besos.
-Quizás…
Nuria recogió del suelo un sobre blanco. Estaba cerrado. No llevaba ninguna dirección. Se hallaba sola en casa. Dudó en abrirlo. Decidió dejarlo sobre la mesita del pequeño salón, junto al televisor. Continuó arreglándose para salir a darse el lote con Luis, mientras canturreaba sin dejar de mirarse al espejo. Al ir hacia el pasillo volvió a ver el sobre; tuvo intención de cogerlo pero miró su reloj, se le hacía tarde. Apagó la luz del recibidor y salió a la calle. El frío invernal le azotó la cara. Se protegió con las manos enguantadas. Casi tropieza con su madre al doblar la esquina. Leonor llevaba un sombrero de ala ancha, que sujetaba con su mano derecha para que no se lo llevase el fuerte viento, y el cuello del abrigo subido hasta prácticamente la mitad de su rostro. Se miraron y se besaron en la mejilla sin cruzarse una palabra. Nuria siempre con prisas –se dijo Leonor-; ese Luis la tiene trastornada; la edad supongo; ya se le pasará –sentenció. Subió los dos tramos de escaleras que la llevaban a su vivienda. Se quitó el sombrero y el abrigo de cuadros de tonos grises; los arrojó sobre la cama de su dormitorio. Se desnudó frente al espejo del cuarto de baño. Observó su cuerpo bien formado: el perfil de su cara, su terso cuello, sus senos. Fue bajando la mirada por su vientre. Hacía bien poco otra persona había acariciado cuanto ahora contemplaba. No pudo por menos que ruborizarse. Echó la cabeza hacia atrás y miró con fijeza el semblante del rostro que reflejaba el espejo. Pensó que no se arrepentía de nada. Abrió el grifo de la ducha y sus pensamientos se disiparon entre el vaho del agua caliente.
Hola Rafa:
ResponderEliminarEl relato, a medida que pasan los días, va ganando en intensidad, e intuyo que los próximos van a dar lugara interesantes reflexiones.
Un abrazo
Hola Rafa, feliz año. A propósito tu relato se va poniendo interesante. Al menos yo lo estoy siguiendo y desde luego hoy me ha sorprendido.
ResponderEliminarGracias por tus buenos deseos en mi blog.
Un abrazo
Hola Fernando:
ResponderEliminarGracias por tus continuas muestras de apoyo. Un abrazo,
Hola Katy:
Te digo lo mismo que a Fernando; haces que para mí seguir escribiendo sea un placer. Un abrazo