Me gusta montar en bicicleta; en verano lo hago a diario. En mi ciudad el tiempo es muy frío y durante parte del año me tengo que conformar con practicar encima de un rodillo. Monto mi bicicleta de carreras y ¡hala! a pedalear sin salir del salón.
Suele ser en estos ratos que paso a solas conmigo cuando pienso en alguna historia que más tarde verá la luz en este blog.
Confieso que llevo un par de días que no se me ocurren, nada inquietante por otro lado ya que mi capacidad inventiva es más bien limitada. Hoy, rodando a cuarenta kilómetros por hora, se me ocurrió que a quién podía dedicar la colección de relatos que trataré, algún día, de publicar. Al menos esa es mi intención.
Mary, mi esposa, es sin duda la persona que más me ha ayudado en esta vida en todo. Su comprensión hacia mí supongo que la habrá costado más de un esfuerzo. A ella pues dedicaría en primer lugar esos relatos. A mi hija Susana, claro, cascada de risas que tantas horas de felicidad me ha dado. A Rafa, mi hijo mayor, que fue el pequeño de la casa justamente hasta el día en que nació su hermana (Les Luthiers), por su raciocinio, por su sensatez y por su bondad. A Nicolás, compañero de Susana, por haber compartido conmigo tantas cervezas y tantas horas de fútbol, y también por su enorme corazón. A Sonia compañera de Rafa, la última en llegar y a la que menos conozco todavía, pero que me parece una mujer muy paciente. A mi madre, la abuela Isabel, por su sabiduría y amor, y a mi padre Rafael que me enseñó el secreto de la verdadera elegancia. A mis hermanos Adita y Javi por su fraternidad. A Gonzalo, Raúl, Esther y Cristina, y a Carlota e Inés sus pequeñas hijas, por su complicidad en tantas cosas. A Mario y Marco, los sobrinos pequeños, por su confianza con nosotros.
Lo normal sería haberme quedado ahí, pero creo que uno es como es gracias a las personas con las que convive o ha convivido; a esos, también, compañeros de viaje:
A Milagros, que me presentó a mi esposa hace casi cincuenta años, y a Maxi su compañero por la generosidad de ambos. A los hijos de Mila: Samuel, Davi y Julia ”la muñe”. A Pilar y Edesio, los gallegos, que sin ellos ya no podría vivir. A Aurora y Julio, sus hermanos, con quien hemos compartido tantas horas de alegría y amistad. A Javi y Dorita, abuelos recientes, por su amistad desde hace años. A Miguel por ser capaz de alcanzar aquellos balones que le lanzaba. A los de Villafruela: Raimunda, Satur, Tere, Iñaki, Marga, Rick, Gloria… A Marivi y Kiki por su siempre maravillosa y alegre compañía.
A Fernando por su amistad reciente y quizás la persona que más ha influido en que yo escriba. A Katy por asomarse día a día en mi blog. A Gerardo y Eva por saber que siempre están, y a sus dos hermosas hijas. A Javier y Marisol; al primero por sus tertulias y a su esposa por ser la madre que se preocupa por todos nosotros. A Luis y Olvido por su compañía de los jueves. A Carlos, ya fallecido, por tantos y tantos recuerdos que de él guardo. A Miguel, a Crist, a Carlos, a Conchi, a Encarna, a Ana, a Pedro, a Félix, a Irene por las tardes de los viernes . A Carmen por su ayuda.
También recuerda uno a los primeros compañeros de viaje, pero sería ocioso citarles a todos y además seguro que se me olvidaría alguno: a Paco, a Carmelo, a Jóse, a Luis, a Antonio, a Nebreda, a Felipe, a Suazo, a Cote…
A todos ellos debo ser como soy.
Hola Rafa es un honor tu mención que agradezco muchísimo,las gracias las tengo que dar yo porque estoy encantada de leerte. Has arrancado mi primera sonrisa de hoy por estas dedicatorias :)
ResponderEliminarNo te queda nada si quieres dedicar a tantas personas tus relatos. Podrías dedicar el conjunto a tu esposa e hijos, y al resto un relato a cada uno.
Me gusta que hayas reflejado el que cada uno es un poco fruto de lo que va recibiendo de los demás.
Que sigas pedaleando porque se nota que se te dispara la creatividad.
Un abrazo
Hola Rafa:
ResponderEliminarGracias por la parte que me toca. Así da gusto tener compañeros de viaje. Y te lo dice un tipo que es bastante solitario.
Un abrazo
Hola Katy:
ResponderEliminarJa,ja, tú si que tienes sorna. Sí, creo que cada uno somos un poco el resultado de todas nuestras vivencias.Un abrazo
Hola Fernando:
ResponderEliminarEra un deber. Amigos, lo que se dice amigos, como bien dice uno muy cercano, se pueden contar con los dedos de las orejas.
Tú, en todo caso, buscarás la soledad algún rato, que no es lo mismo. Un abrazo