martes, 24 de abril de 2012

En el refugio de los sueños: Tu compañero


        Soy aquel que te esperaba a la salida del colegio sin atrever a acercarse. Si tú lo hubieses deseado entonces yo hubiera sido tu compañero de juegos o el de los primeros amores. También hubiese sido tu compañero de pupitre, claro que por aquellos años a los chicos y chicas nos tenían separados. Nos separaban tantas cosas; la que más mi timidez y porque no decirlo: tu belleza.
       Luego fuimos creciendo. Más de una vez te guardé sitio en la cola del cine sin que llegaras a saberlo. Llegabas con tus amigas y no te fijabas en mis furtivas miradas. De haberlo querido tú, yo hubiera sido tu acompañante asiduo a aquellos programas dobles en los que esperábamos la llegada del beso de los protagonistas; raras veces se producía. La censura, ya sabes.
       Cruzamos la adolescencia, en la que si tú me hubieras pedido ser tu compañero, te hubiera cogido la mano y estoy seguro de no haberla soltado todavía. Hubiera sido el chofer con visera para llevarte en bicicleta hasta el lugar de los sueños. Me hubiera arrastrado hasta ti sólo con que me lo pidieras, aullando a tu belleza como un animal en celo. Y hubiera desgarrado mi corazón, sólo por haberme pedido ser tu compañero.
       Crecimos, claro que crecimos; al menos yo no supe hacer otra cosa que verte crecer. Si por entonces hubieras querido un amante, yo te lo hubiera buscado: mejor compartida que hallarme sólo. Y si hubieras deseado otra clase de amor, yo hubiera sido tu compañero. También para los momentos difíciles en los que descargaras tu ira en mí, yo sería tu compañero.
      Supongo que el huir forma parte también de la vida. Así que si necesitaras marcharte yo conduciría ese coche a través de las estrellas para sentirlas contigo más cerca.  Si desearas un padre para tu hijo, yo sería tu compañero. Y si tan sólo desearas pasear, te hubiera quitado las sandalias para que tus pies acariciaran la arena mientras caminábamos unidos por las manos.
       Con tal de que me lo pidieras hubiera sido el doctor que mimara cada centímetro de tu piel. Hubiera soportado hasta que me engañaras, con tal de haber sido tu compañero.  De habérmelo pedido hubiera desaparecido. Pero esperaré, quizás algún día entiendas que quiero ser tu compañero.

4 comentarios:

  1. Se ha borrado mi comentario. Ayer lo escribi y hoy no está. Me he quedado sin palabras. Solo te digo que me ha gustado mucho. Los recuerdos siempre son mejores que la realidad vivida. Un buen repaso por la niñez.
    Un abrazo

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  2. Hola Katy: a veces te vienen a la memoria recuerdos que, quizás, hemos ido amoldando a lo que nos hubiera gustado que fuesen, aunque la realidad no sea omo parece. Gracias por tu fidelidad. Un abrazo.

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  3. Amor incondicional, amor más allá de la muerte que decía Quevedo.
    Me ha gustado mucho. Un abrazo

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  4. Hola Fernando: sí, las emociones son importantes, vivimos de ellas en parte. Un abrazo

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