miércoles, 12 de diciembre de 2012

En el refugio de los sueños: Riaño, el reencuentro

       Hoy día doce de diciembre de dos mil doce, más o menos a las doce del mediodía volví a Riaño. Mejor sería decir al Nuevo Riaño, que el antiguo fue demolido hará unos veinticinco años para construir una enorme presa que había de servir, dijeron entonces, para regadío de todas las fincas valle abajo, y que a las únicas que benefició fue a las insaciables constructoras. Las personas que habitaban esta hermosa cuenca fueron desposeídas de sus casas y terrenos (pagada la expropiación muchos años antes de que debieran abandonar sus propiedades finalmente. Esta indemnización quedó por tanto obsoleta).  A aquellos habitantes nunca les compensó la pérdida, ya que jamás les podrán satisfacer con dinero: su cultura, su forma de entender la vida, sus paisajes, el discurrir del río que bañaba y daba vida a su territorio. Ellos salían de sus casas y pisaban un terreno que, aunque no les perteneciera de hecho, disponían de él libremente. Sus fincas llegaban hasta donde alcanzaba su vista. El sol no es el mismo en esta zona que en otras partes ni el aire ni la niebla ni la lluvia ni la nieve que hoy volví a pisar. La presa de Riaño sólo enriqueció a las constructoras como escribía con anterioridad; los vecinos fueron ninguneados. Hoy el embalse presentaba un aspecto desolador debido a la escasez de agua. Se podían adivinar, a simple vista, los escombros de las casas demolidas, la situación de la iglesia, las amplias zonas antes verdes y ahora llenas de fango. Es cierto que cuando el embalse esté de nuevo con abundancia de agua, la propia belleza del lugar, con el Gilbo, el Yordas y el Llerenes  reflejándose en la superficie,  volverá a sobrecoger de hermosura al visitante (quizás sean las lágrimas de sus antiguos pobladores las que acaben por llenarlo).
      Hoy volví, lo he hecho con frecuencia en estos últimos años,  con mi amigo Gerardo que es  natural de Pedrosa del Rey, población  situada en el lecho del valle y por lo tanto también anegada por la impudicia de los gobiernos de entonces. Mi amigo medio en broma medio en serio se considera apátrida. Estuvimos un par de horas paseando por el monte, contemplando hayedos, enormes robledales, acebos apretados de bayas rojas (todo aquello que les pertenecía y que les robaron también) y sintiendo bajo nuestros pies el crujir de la nieve helada. Infinitas pisadas de rebecos, corzos, jabalíes… mostraban su presencia sobre  la capa blanca; él no puede vivir sin ello y cuando puede se acerca a sus orígenes aunque siempre le duela el recuerdo. Circulando, después del paseo, con su automóvil por la carretera que antiguamente unía los pueblos del valle y que hoy resultaba accesible, aunque muy deteriorada como es lógico,  por la bajada de nivel del caudal, sentí, sin osar  mirarle, que el resentimiento viajaba con él y se reflejaba en su rostro al pasar por la que fuera casa de sus padres, suya y de sus hermanos.
      Nos encontramos con  amigos  de su niñez y con los que también me une una buena relación. Entre ellos Agustín, su entrañable amigo camionero, ya jubilado y a quien le apasiona la caza por esos montes.
      Recorriendo el pueblo del Nuevo Riaño, construido con prisas para acallar las voces de entonces, vimos la casa de Pedro, casi un hermano para Gerardo. Desgraciadamente la parca se lo llevó un mal día. Seguro que donde se encuentre habrá hecho feliz a mucha, mucha gente. De él me llevé un recuerdo hace años, cuando era todo vitalidad. Me regaló un pequeño abedul que planté en el pequeño huerto del pueblo de mi esposa y que se ha ido desarrollando todos estos años, como si Pedro quisiera seguir entre nosotros. Ahora es ya un hermoso árbol que nos protege en verano del sol inclemente y que cuando llega el invierno y podo algunas de sus ramas me estremece pensar si puedo estar haciéndole daño.   
             

6 comentarios:

  1. Esto es lo malo de los recuerdos, que siempre acaban haciendo daño. Por eso no me gusta mirar hacia atrás aunque reconozco que es inevitable a veces. Tu post me lleva inevitablemente a esta
    frase de Kierkegaard
    "La vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia delante"
    Un abrazo y Felices Fiestas

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  2. Hola Katy: totalmente de acuerdo con la frase. Resulta que como dices a veces no puedes impedir lo que te sucede, pues de hecho nosotros desconocíamos que el nivel del agua estuviera tan bajo. Mi amigo me comentó que nunca lo había visto así desde que lo llenaron la preimera vez. Gracias por seguir ahí; aprovecho para pedirte tu correo electrónico pues me gustaría enviarte una petición de ayuda, ja,ja en favor de mi hija. Un abrazo

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    1. Pídeselo a Fernando porfa es que no me apetece hacerlo público.
      Un abrazo

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  3. Hola Katy: disculpa, a lo mejor fue un atrevimiento por mi parte. El correo deFernando ya lo tenía y a él también le hice la petición. Se trata de votar, siempre que te guste claro está, la última propuesta teatral de mi hija y su compañía Simbiontes Teatro; necestitan un número determinado de votos en una plataforma para poder dar a luz su nueva obra. Eso era todo.Espero no haberte molestado. Puedes ver la sipnosis de la obra a través de Simbiontes Teatro. Un abrazo

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    1. No en absoluto. Es que si tuvieras moderación de comentarios te lo dejaría encantada. Por eso te dije que pidieras mi e-mail a Fernando. El lo tiene. Estas a tiempo. Así os felicito particularmente:-)
      Votaré encantada, no faltaba mas y no es molestia alguna.

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  4. Hola Katy: se me olvidó felicitarte. Te deseo de corazón amor y felicidad para el próximo año y todos los estupendos años que vengan después. Feliz Navidad.

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