jueves, 21 de marzo de 2013

En el refugio de los sueños: EL BALCÓN (2)

Eugénie permanecía recostada sobre la “chaise longue” de su dormitorio. Su mirada se hallaba perdida, o más bien ensimismada, entre la suave tela de nieve que caía en el exterior. Los cercos de las ventanas habían perdido su habitual angulosidad al haber sido ocupados por los copos que depositaba el viento sobre los cristales. En el boulevard sólo se insinuaba el murmullo de los carruajes al pasar sobre los adoquines de la calzada, pues el  ruido quedaba amortiguado por la capa de nieve que  iba vistiendo de blanco la vía pública. La noche, para Eugénie, había sido muy larga; estaba en cinta, a punto ya de tener su primer hijo, y el prominente vientre, unido al inquieto bebé que rebullía en su interior, le ocasionaban pasar noches en vela en aquellos últimos días de enero. Adormecida no se percató de la llegada del médico y de su esposo que entraron en el aposento para comprobar su estado.
         ¬¬-Señora Manet, el parto se aproxima -le indicó el médico–, no creo que se alargue más allá de esta noche.
         Manet sonrió, le hacía ilusión su primer hijo. Miró a su esposa con aquella sonrisa cómplice que a ella la había enamorado desde que se conocieron en el ministerio.
         -Eugénie, este chiquillo será abogado ya lo verás.
         -No tengas tanta prisa –respondió ella entrecerrando los ojos por el malestar y volviendo su mirada hacia la ventana–, aún no ha nacido y ya le ves en la judicatura; además al final será lo que él quiera ser; ya lo verás. Y todo ello suponiendo que sea un chiquillo. Me pregunto si algún día consentiréis los hombres tener mujeres en vuestros despachos con una ocupación diferente a la de fregar los suelos.
         Manet y el doctor cruzaron sus miradas y sonrieron. Eugénie tiene razón, parecieron decirse con los ojos.
(Continuará 2)
                                                

4 comentarios:

  1. Me está encantando. Claro que soy sincera, por qué no iba a serlo. Utilizas un bello lenguaje para describir las escenas con mucho detalle. Tienes estilo y ,me está gustando.
    Estaré pendiente porque a ratos entraré aunque no publique nada.
    Un abrazo

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  2. Hola Katy. Me alegro te esté gustando y que no desconectes del todo. Estoy teniendo problemas al pasar del world al blog: no me respeta ni los espacios ni las separaciones de líneas. A ver si lo arreglo. Espero, no obstante, que se lea bien. Un abrazo

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  3. Llego con retraso. Describes muy bien las sensaciones antes del parto, aunque me queda una duda ¿por qué siempre se quiere que el primer hijo sea varón?.
    Un abrazo

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  4. Hola Fernando: también lo pregunta ella; no sé quizás sean restos de machismo, o simplemente es la naturaleza la que nos empuja en este sentido. En mi caso, internamente sí lo deseaba, claro que luego vino Susi, y Susi es mucha Susi. Un abrazo.

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