Pienso que Dios, o quién sea que ha organizado esto, no me ha dotado con el don del talento, lo cual me produce cierta alegría, pues gracias a ello obtengo mucho más partido de cuanto leo. La mayoría de los libros me atraen hasta tal punto que creo con certeza que cuando alcance una edad en la que ya casi todo me esté prohibido, si me queda la literatura seré feliz. Tan sólo espero que el discernimiento no se me empañe para poder seguir leyendo como hasta ahora. Cada libro es una nueva aventura que añadir a las ya vividas. Si gozase del talento de quien ha escrito ese libro que me ha enganchado, que me ha hecho sentir feliz y gozar de lo que he leído, estoy seguro que no hubiera disfrutado tanto como lo he hecho. Así pues como dice el refrán: “No hay mal que por bien no venga”. Esta frase también puede tomarse al pie de la letra como una enseñanza negativa que por mor de esa negación puede volverse en su contrario. Me explico: si leo, me sucede a veces, algún libro que no me acaba de convencer sé por dónde debo de seguir. Los malos libros también enseñan. Claro que el que una lectura u otra me parezcan buena o mala siempre está en función de lo que yo puedo ofrecerle a la literatura, es decir de aquello que puedo poseer de entendimiento, que no siempre estará de acuerdo con la verdad, pero sí con mi verdad. Hay miles de libros. Por qué entonces leer el que no te esté gustando; mejor es desecharlo y buscar aquél que te satisfaga. Sucede, no obstante, que a veces soy consciente de que un libro no me atrapa debido a mi falta de preparación, pero que por el texto que está entre mis manos merece la pena hacer el esfuerzo de leerlo.
Viene esto a cuento porque unos días antes de navidad estaba escuchando un programa de radio y me llamó la atención el libro sobre el que comentaban. La historia que cuenta la novela, basada en hechos reales, me pareció muy interesante. De alguna forma ensalzaban la obra (bien es cierto que el invitado a la charla era el propio autor). Compré el libro. La novela entra en el grupo de lo que se denomina “Novela Histórica”, que basándose en unos hechos acontecidos, éstos son mezclados, en mayor o menor medida, con alguna trama inventada y que a veces desvirtúa el tema central. La sinopsis hablaba de lo que yo había escuchado por la radio; pero la novela, a mi entender, es mala…muy mala. Omitiré como es lógico el título y su autor. No soy crítico, pero sí creo tener criterio. Al terminar su lectura quedé defraudado. No hago más que pensar en cómo una historia tan formidable ha podido ser tratada por el autor de forma tan absurda. ¡Si sólo se trataba de contarla! Por eso escribía anteriormente que hasta las malas novelas enseñan: el autor, sobre el que escribo este comentario tan negativo, debió de trabajar con denuedo los términos lingüísticos, formas de vida, con especial atención a la agricultura y a la botánica, las herramientas que usaban en las labores de campo, las leyes que imperaban en la época en que se desarrollan los hechos… En fin un gran trabajo de bibliografía. Pero el resultado, a mi entender, no puede ser peor. Una pena porque la novela prometía. A pesar de todo, y como indicaba, siempre se obtiene algo positivo en la lectura. Todo escritor merece al menos el beneplácito de la duda.
Todo escritor merece al menos el beneplácito de la duda. Justamente el otro día mi marido me comentaba que había comprado un libro porque su autor era bueno. Lo había oído y leído cosas suyas. Y el libro le defraudó. No siempre todo sale a la perfección, pero como dices siempre se aprende algo. La lectura enriquece y mucho.
ResponderEliminarUn abrazo y buena semana
Hola Katy: sucede de vez en cuando, pues al precio que están las nuevas publicaciones hay que procurar acertar. Espero que el libro de tu marido no fuese el mismo que el mío; tendría gracia. Pero hay que leer es la mejor manera de disfrutar el tiempo. Un abrazo
ResponderEliminarDe todos los libros se aprende. Muchas veces pasa que nos deja un poco bluf...(a mi me pasa con algunos autores americanos que empiezan bien y acaban mal) o con otros que podrian haber sacado mas partido, pero nadie es perfecto. El leer mucho te permite a la postre seleccionar.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Fernando: sí, supongo que hasta sin querer poco a poco vamos seleccionando. Pero a veces te tropiezas con cada muermo, que lo han puesto por las nubes, que ni te cuento. Un abrazo
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