viernes, 2 de marzo de 2012

En el refugio de los sueños: Carretera con diamantes

Hoy uno de marzo luce el sol, no hay viento, la temperatura: unos catorce grados. Tiempo ideal para sacar la bicicleta y correr, por carretera, los primeros kilómetros del año. Escribo “por carretera” porque en el rodillo en la que tengo enclavada la bici durante todo el invierno, y en esta tierra es muy largo, ya llevo recorridos 1.500 km. en lo que va de año; sale una media de treinta y tres diarios. Cada tres sesiones cien kilómetros. Así cuando empieza el tiempo bonancible las piernas ya se han ido acostumbrando.

Aunque el día es espléndido no conviene equivocar la indumentaria: pantalón de malla largo, camiseta térmica, "maillot" de manga larga y "anorak" ligero, que en bicicleta siempre hay momentos en los que sientes frío, incluso en pleno verano. De esta guisa, lleno de "colorines" y buenos propósitos me lanzo a la carretera como si de un juvenil se tratase (al menos el espíritu que no falte). Yendo vestido de ciclista y en montura de carreras, la verdad es que no pega deslizarse por el carril bici; además nunca están unidos con lo que resulta un inconveniente salir por estos caminos, de la ciudad. Resulta más peligroso sortear el tráfico pero a todo se acostumbra uno.

Escribía que hoy es mi primer día da salida, pero soy consciente que aún hará mal tiempo y tendré que volver a la rutina del rodillo; pero por de pronto que me quiten lo “bailao”.

Unos diez kilómetros me lleva alejarme de la ciudad y dejar la nacional para adentrarme en mi mundo: una comarcal que arranca de la carretera Burgos-Logroño y me lleva hacia la Sierra de La Demanda. Tardaré al menos dos meses en llegar hasta los pies de la sierra. Me explico. En estos primeros días recorro veinticinco kilómetros de ida y otros tantos de vuelta, y voy avanzando unos cinco kilómetros cada día. Pineda de la Sierra se encuentra a 50 Km. de Burgos y hasta allí llego en los primeros días de junio; suelo rebasar esta distancia y me acerco a la estación de esquí de Pineda a unos 60 Km. de casa: ciento veinte en total, no está mal. A partir de agosto comienzo a reducir distancia.

La carretera comarcal es otro mundo. Ahí me siento afortunado. Se puede escuchar el silencio, sólo roto por el sinuoso rotar de los mecanismos engrasados de la bici. Experimento, sin duda, la libertad. El ligero viento roza mi rostro, me baña el sol del mediodía, a veces escucho aves que me sobrevuelan y si además se cruza en mi camino, más de una vez ha ocurrido, una ardilla que corre veloz a los pinares próximos, la situación no puede ser más satisfactoria. Bueno sí puede serlo: que sin querer te encuentres una carretera llena de diamantes.

El sol se encuentra en lo más alto y reverbera sobre el asfalto que no es sino un conglomerado de derivados del petróleo, mezclado con pequeñas minerales de sílice(cuarzo), calcita, magnetita… y otros. Estas pequeñas piedras con el roce del sol brillan según avanzo por la calzada y producen el efecto de miles de pequeños diamantes o topacios o rubíes esparcidos a todo lo largo de la ruta. El que no se conforma es porque no quiere, pero es cierto que la comparación no puede ser más certera.

A las dos horas ya he regresado a casa, me espera una aliviadora ducha y el recuerdo de que al menos durante unos minutos fui el hombre, sino el más rico, al menos el más afortunado de la tierra.

4 comentarios:

  1. Dichoso el que sabe disfrutar de lo que tiene porque es el hombre más rico de la tierra aunque no posea los codiciados diamantes.
    Tal vez si los tuvieras irías en un Ferrari descapotable acompañado de bellas damas echando barriga. Gracias por el paseo.
    A mi si que das envidia:-)
    Un abrazo y buen finde

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  2. Ya ves Rafa que se puede disfrutar y ser el hombre más afortunado con poco. De aquí al tour de Francia. Un abrazo

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  3. Hola Katy; tienes razón hay que disfrutar con lo que se tiene, sobre todo en estos momentos. Ja,ja: Ferrari no tengo y barriga tampoco (bueno algo), pero lo que ti tengo es un modesto descapotable (¿adivinas?). Gracias por seguir ahí. Un abrazo

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  4. Hola Fernando: sí, todo suele depender de como te tomes la vida. Al tour no puedo ir porque supongo que la cerveza dará positivo, ja,ja. Un abrazo

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