Esta semana han sucedido dos hechos en nuestro país que según mi opinión deberían hacernos recapacitar a todos quizás un poco más de lo que lo hacemos. Sé que las opiniones que voy a comentar no están en sintonía con la mayoría de la gente, me atrevería a decir: casi con la totalidad de la ciudadanía; pero que le voy a hacer yo soy así, y creo que pienso como soy, o soy como pienso. Siempre me surgen dudas por más que analizo las cosas.
Hace dos días ha saltado a la opinión pública una nueva trama de dopaje sobre nuestros deportistas. Esta vez le ha tocado al atletismo. No seré yo quien defienda este tipo de actitudes por mucho que salpiquen a atletas conocidos y de renombre internacional. Siempre existirá la duda hasta que se aclare del todo. Pocas veces se aclara en su totalidad, por cierto. Los deportistas no deberían doparse o drogarse que supongo que es lo mismo, pues nos pierde todo aquello que viene del idioma inglés. ¿Por qué lo hacen, si saben que en la mayoría de los casos les cogen con las manos en la masa? Para mí es sencillo: la élite exige. El espectador en este nivel exige marcas, cada vez más y más. El corredor de cien metros los ha de recorrer en menos tiempo, si no será una decepción para el espectador. El ciclista subiendo el Tourmalet deberá demostrar una superioridad notable sobre el resto de escaladores pues en caso contrario nadie acudirá ante el televisor. Lo mismo le pasa al lanzador de peso, de jabalina, al saltador de altura… No seamos hipócritas, ellos es cierto que ganan más dinero al conseguir mejores marcas, pero es el espectador el que se las está exigiendo.
Delito contra la salud pública. Se trata de que no enfermen y puedan incluso morir. ¿Por qué entonces no se lucha contra todo lo que supone un riesgo? ¿No está más cerca de la muerte un escalador en una pared vertical, o los montañeros que año tras año dejan su vida escalando las altas cumbres? ¿O aquellos deportistas de riesgo? Me atrevería más: ¿No constituye más riesgo enfrentarse a un toro de lidia? Pienso que incluso está más al borde de un infarto, hoy en día, hasta un octogenario intentando especular en bolsa. Dejémonos de hipocresía, sólo nos importan los resultados a ellos y a nosotros.
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Tampoco seré yo quien abogue en favor de los controladores aéreos, esos niños mimados que desde mil novecientos noventa y nueve tienen un convenio de fábula. No, no seré yo, y por lo que leo y escucho no habrá nadie, salvo ellos, que piense que tienen razón. Pero, me pregunto, ¿no habrá un trasfondo detrás de su actitud?, y no me refiero a su egoísmo o falta de honradez. No puedo creer, en mi cabeza no cabe que se pueda tener tanta falta de solidaridad con los demás si no hay algo más que lo que vemos a primera vista. Quizás el tiempo nos lo aclare, pero a mí me deja un poso de incertidumbre su actitud. Son personas que cobran, según cuentan, un dineral por su trabajo. Supongo que son trabajadores altamente cualificados y como a tales hay que pagarles de acuerdo con la importancia de la labor que desempeñan. Creo que a todo trabajador con estas características hay que retribuirle en su justa medida y responsabilidad, que pienso es mucha. Ahora bien, el mal radica en su base, en su raíz. Todo el mundo debe de tener las mismas posibilidades y derechos para ejercer una profesión, la que quiera; en ello sólo debe influir el esfuerzo y el talento. No debe ser un coto cerrado a unos pocos. Sucede también en el mundo de la justicia, en las notarias, en las farmacias…
Creo también, quizás este equivocado pues de leyes no entiendo gran cosa, que el gobierno hizo bien en la militarización pero no en dictar el Estado de Alarma. Pienso que no era para tanto. Más motivos de alarma ha habido con la crisis económica, en sus comienzos, que nos afectó y nos sigue afectando a la inmensa mayoría de ciudadanos, salvo a los que la ocasionaron y que siguen viviendo tan ricamente sin ser militarizados. Claro que de ellos es el poder. Pura hipocresía
Hola Rafa:
ResponderEliminarReflexivo artículo el que nos dejas hoy.Yo tengo la misma sensación que tu en esto del dopaje. Se pretende crear superheroes , pero el cuerpo humano no da para más. Como apuntas hay otros delitos contra la salud pública que no son perseguidos. De todas formas hoy salía la siguiente noticia que no se si será cierta pero que puede explicar mucho sobre los intereses económicos de esto
http://www.elpais.com/articulo/deportes/pista/dinero/elpepidep/20101212elpepidep_1/Tes
En cuanto a lo de los controladores todo es más oscuro de lo que parece. Hay muchas versiones sobre el asunto. Hace un mes coincidi en la peluquería con uno de ellos y me contó que no era tan bonito su trabajo como lo pintaban dándome a entender que no siempre eran los malos de la película. Aquí te dejo otra versión diferente a la gubernamental para que cada cual saque sus conclusiones.
http://www.rafapal.com/?p=7912
Un abrazo y buen post
Hola Fernando:
ResponderEliminarComo dices, al igual que no es oro todo lo que reluce, siempre conviene tener a mano las dos versiones. Leeré los artículos; gracias por indicármelos.
Un abrazo y feliz semana.
Hola Rafa, mi opinión es que siempre debe prevalecer la libertad del individuo. Se drogan porque quieren estar arriba porque los deportistas de élite son los que más ganan en este país. Y si les queremos pagar allá nosotros.
ResponderEliminarEn cuanto a los controladores les contrata AENA. Estan negociando desde hace dos años y sabían que esto podía ocurrir. ¿Por qué no ha formado más contraladores? En otros países hay muchos más. Lo que ocurre es que hace falta cerebritos para estudiar esa carrera y aquí no se está por la labor de currar si no de poner el cazo.
Su falta para mi ha sido de ética y de compromiso moral por dejar empantanada a tanta gente dentro y fuera del país.
Y en cuanto a la militarización estoy en total desacuerdo, me parece que es habitual en las dictaduras, nunca en un país democrático.
Conclusión: Aguas revueltas ganancia de pescadores.
¿Quien ha salido beneficiado? Pienso que todos hemos perdido, al menos en imagen
Un abrazo y buena semana
Hola Katy:
ResponderEliminarMe alegro de que sintonices conmigo, al igual que Fernando, pues con toda la gente que he hablado estos días sobre el particular, opinaban lo contrario.
Un abrazo