miércoles, 28 de mayo de 2014

En el refugio de los sueños: LA MUJER DEL SOBRERO (12)

Las visitas a la casa de doña Soledad tocaban a su fin. El mes de septiembre había llegado y con él la conclusión del trabajo que la Universidad había encomendado a Cristina.
       - ¡Pero, mi niña, no me puedes abandonar ahora! ¡Si aún no te he contado toda mi vida! ¿Te he hablado de Grecia, de cuándo vivimos Alfredo y yo en aquel país? ¡No puedes irte! ¡Me he acostumbrado a ti, a tus visitas! ¡Me vas a dejar muy sola, niña!
      - Doña Soledad…pero es que empiezo el curso a finales de mes y mi contrato con la Uni termina este fin de semana.
      - Mira vamos a hacer una cosa. Tu vienes hasta que empiecen tus clases y yo te pago una pequeña cantidad; a cambio me haces compañía, te sigo contando mi vida y tú me escribes alguna que otra historia. Te vendrán bien las dos cosas: el dinero y el escribir.
       - Pero… - intentó fundamentar una queja, sin convencimiento, la chica.
       - No hay peros que valgan. ¡Hasta que comience el curso! Vale.
       - Vale – dijo resignada Cristina
       - Y, ahora, cuéntame, ¿cómo va lo tuyo con ese chico…con Rubén, creo me dijiste se llamaba, no?
       - Sí, Rubén. Me da un poco de vergüenza contárselo…todo –contestó Cristina bajando la cabeza y la voz al mismo tiempo.
       - Mujer, ya imagino que todo, todo no me vas a contar; lo importante es lo que tú hagas con tu vida. Mira, ¿recuerdas que antes te dije que aún no habíamos hablado de nuestro paso por Grecia y de nuestra vida allí? Pues recuerdo una vieja historia que me contaron en la embajada,… un subsecretario, se llamaba Mario si no me equivoco. Creo que va bien con lo de contarlo todo, más bien con verlo todo. Escucha:
      “A Fídias, el gran escultor heleno -de cuyo arte sobresale la magnífica representación de las vestimentas en sus estatuas-, estando esculpiendo las figuras del Partenón, le preguntaron sus ayudantes el motivo por el cual tallaba con igual dedicación y pericia el frente y la espalda de las mismas, ya que ésta no la iba a ver nunca nadie.
     -La verán los dioses –contestaba Fídias.
     De igual manera has de obrar aunque nadie te esté observando,  pues los dioses sí lo harán”     
        - ¡Grecia, el Partenón, la Acrópolis… la gente, tan latina! Concibieron el mundo, al menos tal y como hoy lo conocemos. La democracia, esa forma de vivir que ahora tenemos la inventaron ellos, los griegos, la gente, el pueblo, mi niña. Pero antes tuvieron que luchar por lo que creían. ¿Te sonarán nombre como Aquiles, Ulises, Licomedes, Helena? También te sonarán los filósofos: Eurípides, Sófocles, Esquilo… y por encima de todos Platón. A todos ellos los habrás estudiado o lo harás en breve –doña Soledad no dio opción a Cristina a contestarle y prosiguió hablando- . Mira te voy a relatar una historia que leí estando en ese país, relativa a lo que estamos hablando:

   “Grecia está en guerra con Troya, por la huida de Elena, esposa del rey Agamenón, con el troyano Paris. El griego Ulises busca desesperadamente a Aquiles que se ha escondido en el palacio de Licomedes, rey de Skiros, pues sabe que sin la espada del bravo guerrero no conseguirán conquistar la ciudad de Troya, cuyas murallas parecen indestructibles. Ulises se disfraza de mercader para lograr entrar en la corte. Es recibido por Rea esposa del rey, que observa con atención las mercancías que le presenta el griego.
       La ninfa Tetis de Tesalia, madre de Aquiles, sumergió a su hijo en las frías aguas de la laguna de Estigia para lograr su inmortalidad. El único punto que no fue bañado fue el talón izquierdo del niño sujeto por su madre al introducirlo en la laguna. Su zona vulnerable.
       Tetis en confrontación con su esposo Peleo, lleva a Aquiles a Skiros, ante la inminente guerra entre griegos y troyanos, pues sabe por la profecía del adivino Calcas que Aquiles morirá en la toma de Troya. Las cortesanas con la ayuda de Rea y Tetis disfrazan a Aquiles, ¿el valeroso guerrero?, de mujer para que pase desapercibida su presencia. De esta guisa nuestro héroe vive los placeres de la vida palaciega y se deja seducir por más de una de aquellas doncellas. Ulises se entera de su paradero y va en su búsqueda; se disfraza de mercader y urde un plan al ofrecer sus mercancías: perfumes, collares, adornos…y una armadura. La única “doncella” que se  entusiasmó con el arma fue Aquiles. Descubierto por Ulises, Aquiles acudirá a la guerra contra Troya. Paris le dará muerte disparándole una flecha sobre el talón del guerrero griego. 
      La diosa Tetis consiguió para su hijo Aquiles la inmortalidad en el Olimpo. Aquiles ha llegado a ser en todas las culturas el fiel reflejo de la personalidad del valor (quizás menos aquella vez que se disfrazó de mujer para huir de la guerra)”.

       La historia que te he contado –prosiguió doña Soledad- está reflejada en el mosaico que representa el tema mitológico del desenmascarado  de Aquiles llevado a cabo por Ulises, que se puede observar en la Villa Romana de La Olmeda, descubierta por Javier Cortés, a tres kilómetros de la población de Saldaña (Palencia). Aunque no es de los mosaicos  con un mejor grado de conservación, es, por su tamaño, por la escenificación y por las cacerías de animales formadas por policromadas teselas, el más importante de los descubiertos en España. Fíjate que curiosidad que yo leyese la historia tan lejos de donde está representada. Yo no he tenido ocasión de ver ese mosaico, ya sabes la edad no perdona y viajar se me hace, desde hace tiempo, casi imposible de soportar. Pero tú, Cristina, no debes perder la oportunidad de ir a contemplarlo, está bien cerca de aquí a tan sólo unas horas de viaje.


2 comentarios:

  1. Una buena idea unir el ahora con el el ayer. Al fin y al cabo los dioses griegos a pesar de su inmortalidad estaban cercanos a los hombres. Me encanta que doña Soledad le haya convencido de seguir con ella. Ahora si que no se por dónde va a seguir tu relato:-)
    Un abrazo y buen finde

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  2. Hola Katy: espero te siga gustando, pero tendrá que esperar, me voy unos días a Galicia; allí las bodas se alargan cuando estás con estupendos amigos. Un abrazo

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